La Casa de la bruja en el ejido El Pujal

- Curanderos, exorcismos, aquelarres y más, en una vieja casona del campo.
Por El Psíquico Raziel

1a Parte
Cd. Valles, SLP.- Una vieja casona, que antiguamente fue cooperativa en el ejido El pujal, fue el escenario de una impresionante historia de fantasmas, narrada por el psíquico que acudió a apoyar a la familia afectada y resolver el misterio.
Aquí la historia completa:
"Nos contactaron los habitantes del ejido El Pujal y nos narraron los hechos ocurridos, para después llevarnos hasta este lugar, el cual se hizo inhabitable allá por el año de 1976".
"Nos dijeron que doña Rutilia,
propietaria y habitante de este lugar,
desgraciadamente nunca pudo tener hijos y enviudó cuando tenía 15 años de casada. Con ese trauma se condena ella misma al exilio y al encierro, según cuentan los lugareños más ancianos del lugar, y comenzó a practicar las artes de la brujería, específicamente la magia negra".
"Los habitantes del pueblo narraron que todas las noches se oían voces de hombres, profiriendo palabras que no se podían entender y que quizá podrían ser en una lengua extranjera".
"Algunos decían que era latín".
"Ciertas personas que se atrevían a acercarse en la noche y que se asomaban por los ventanales de la parte trasera de la casona, contaban horrorizados que por la azotea se veían llegar bolas de lumbre, las cuales se transformaban en mujeres de aspecto horripilante y siniestro".
"Ellos les llamaban brujas y decían que eran noches largas de los conocidos como aquelarres (reunión de brujas), que duraban hasta altas horas de la madrugada".
"Tenían fechas especiales para esa asamblea y estás eran los martes de cada semana", contaron los lugareños bastante asustados y que por obvias razones se mantendrán en el anonimato".
"En sus relatos cuentan que llevaban nyñ#@s para ofrecerlos y entregarlos a una deidad en forma de demonio que estaba en el centro de esta casona, por lo que recurrieron a un sacerdote que semana a semana iba a realizar la mesa dominical".
Doña Rutilia, dueña de la casona, nunca le permitió el acceso a la vivienda y muchos aseguran que la vieron salir volando".
Se dice que nunca más volvió.
Algunos envalentonados lograron a la fuerza entrar al lugar, pero lo que encontraron fue una escena propia de una película de terror. Valiéndose de su fe impulsados por la fuerza de la unión, llevaron a un curandero de Aquismón, para pedirle que con sus artes ocultas lograra expulsar a todo ser maligno que encontraba ahí.
"Pero desgraciadamente, una noche que el curandero quiso poner en práctica un exorcismo en la casona, enloqueció, salió corriendo rumbo al río para nunca más volver a ser visto".
Desde entonces, este lugar fue sellado y nunca más habitado por nadie.
No se le cedieron derechos legales de este lugar a nadie y no hubo familiar alguno que reclamara la posesión legal de kavieja casona.